William Faulkner (1897-1962), uno de los novelistas
estadounidenses más importantes de este siglo, famoso por sus cerca de
veinte novelas en las que retrata el conflicto trágico entre el viejo y
el nuevo sur de su país.
El mayor de cuatro hermanos de una familia
tradicional sureña, nació en New Albany (Mississippi) el 25 de
septiembre de 1897 y creció en las cercanías de Oxford. En 1915 abandonó
el colegio, que detestaba, para trabajar en el banco de su abuelo. En
la I Guerra Mundial ingresó en las fuerzas aéreas de Canadá sin llegar
nunca a entrar en acción. A su regreso ingresó como veterano en la
Universidad de Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a
escribir viviendo de trabajos ocasionales.
En 1924 publicó por su
cuenta El fauno de mármol, un libro de poemas poco originales. Al año
siguiente viajó a Nueva Orleans donde trabajó como periodista y conoció
al escritor de cuentos estadounidense Sherwood Anderson, que le ayudó a
encontrar un editor para su primera novela, La paga de los soldados
(1926), y le convenció para que escribiera acerca de la gente y los
lugares que conocía mejor. Esta novela narra la historia de un soldado
joven que vuelve a casa después de la I Guerra Mundial, inválido física y
mentalmente, y cómo su enfermedad y muerte posterior afectan a su
familia y amigos. Después de un breve viaje por Europa volvió a casa y
comenzó a escribir su serie de novelas barrocas e inquietantes,
ambientadas en el condado ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el
condado de Lafayette, Mississippi), habitándolo con sus propios
antepasados, indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros
blancos pobres. En la primera de estas novelas, Sartoris (1929),
caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo, William
Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor ferroviario y escritor
(Faulkner repuso la u que habían quitado de su apellido).
El año 1929
fue crucial para Faulkner. A Sartoris siguió El ruido y la furia,
novela que confirmó su madurez como escritor. Se casó con el amor de su
infancia, Estelle Oldham, decidiendo establecer su casa y fijar su
residencia literaria en el pequeño pueblo de Oxford. Aunque sus libros
recibieron buenas críticas, sólo se vendió bien Santuario (1931). A
pesar del sensacionalismo y brutalidad de la novela —trata de una
horrible violación— su trasunto es la corrupción y la fuerza demoledora
de la desilusión. Gracias al éxito del libro encontró trabajo, bastante
más lucrativo, como guionista de Hollywood, lo que por un tiempo le
liberó de escribir las novelas que su poderosa imaginación le dictaba.
Faulkner
exige mucho a sus lectores. Para crear una atmósfera determinada, sus
frases complejas y enrevesadas se alargan durante más de una página y,
jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos, experimenta con
múltiples narradores e interrumpe el discurso narrativo con divagantes
monólogos interiores. En 1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado
porque Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The portable
Faulkner, libro que reúne extractos de sus novelas en una secuencia
cronológica, dando a la saga de Yoknapatawpha una nueva claridad y
poniendo así el genio del escritor al alcance de una nueva generación de
lectores.
Esta novela casi experimental creó escuela y las letras
hispanas siguieron trabajando el género, como puede descubrirse en la
obra del argentinochileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o
Carlos Fuentes. El hecho de que tras la Guerra Civil española cayera la
censura sobre Faulkner, hizo que su obra —que había empezado a
traducirse en 1930— tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos
escritores tanto en el exilio como en España reflejan su influencia
como Luis Martín Santos y, por supuesto, Juan Benet.
Las obras de
Faulkner, que habían permanecido durante un largo tiempo lejos de las
imprentas, comenzaron a reeditarse y empezó a considerársele no ya como
una curiosidad regional sino como un gigante literario cuya mejor
escritura iba mucho más allá de las tribulaciones y conflictos de su
tierra natal. Sus logros fueron reconocidos internacionalmente en 1949
al concedérsele el Premio Nobel de Literatura. Continuó escribiendo,
tanto novelas como cuentos, hasta su muerte en Oxford, el 6 de julio de
1962. Entre sus obras principales se encuentran Mientras agonizo (1930),
Luz de agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los invictos (1938),
El villorrio (1940), Desciende Moisés (1942), Intruso en el polvo
(1948), Una fábula (1954, Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La
mansión (1959) y Los rateros (1962), también ganadora de un Premio
Pulitzer.
martes, 30 de mayo de 2023
William Faulkner biografía
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